Por qué usarlos

La investigación científica ha demostrado que los campos magnéticos influyen en los sistemas biológicos, mueven partículas cargadas en el torrente sanguíneo, aumentan la circulación, estimulan la regeneración del tejido y reducen el dolor. Los imanes pueden ser alternativas seguras para aliviar el dolor y la rigidez relacionados con actividades deportivas, promover la curación a través de los propios mecanismos internos del cuerpo, aumentar la circulación, reducir la inflamación y muchas dolencias específicas relacionadas con todos los sistemas del cuerpo, incluso la salud mental y emocional.

​Aquí lo importante que hay que entender es que el IMÁN funciona como una herramienta, no tiene él, en sí mismo, un poder curativo. Tiene la capacidad de generar un Campo Magnético, y es en lo que se apoya la teoría de las Terapias Magnéticas. Para ello se basa en en el hecho irrefutable de que la energía magnética es parte del entorno natural de todos los seres vivos.

​Para nosotros es un principio universal, que pocos discuten, que el campo magnético natural de la tierra actúa como un elemento fundamental para la vida y es imprescindible para el correcto funcionamiento celular. Al mismo tiempo, no cabe la menor duda sobre su efecto como barrera de protección contra las radiaciones peligrosas procedentes del entorno o del espacio.

​El mecanismo exacto por el que la energía magnética actúa en el cuerpo humano sigue en estudio, existen abundantes teorías científicas al respecto. Diferentes estudios muestran las Terapias Magnéticas como una de las fuentes más prometedoras para un futuro desarrollo de nuevos enfoques científicos a grandes problemas y desafíos de la Salud moderna. De hecho cada vez está más extendida su utilización en diferentes procesos clínicos y terapéuticos.

​La tecnología magnética aplicada parte de la base de un principio basado en la realidad que muestra como el contacto que hoy en día tenemos con el campo magnético de la tierra lleva años disminuyendo. Es más, ha sido peligrosamente interferido, especialmente en el las grandes ciudades, y se ha limitado en gran medida su eficacia por el contacto permanente con los efectos de la evolución tecnológica. Está ha traído consigo el hecho de que convivamos rodeados, y en contacto permanente, con diferentes aparatos que alteran de forma considerable el campo magnético de la Tierra y nos aíslan de él.

Con estos productos, buscamos contrarrestar ese efecto por medio de incorporar a la vida cotidiana una serie de elementos que aportan de forma natural el equilibrio magnético necesario para un correcto funcionamiento de distintas funciones del cuerpo, lo que repercute de forma definitiva en la prevención y en la calidad de vida de las personas que lo han incorporado a sus vidas. 

Imanes versus la tecnología electromagnética 

​Uno de los factores que caracterizan a nuestros productos es la utilización de imanes permanentes

Un imán permanente es un material sólido que cuenta con propiedades magnéticas de manera inherente. De esta forma, un imán estático retiene su poder magnético de manera permanente. Los imanes estáticos se caracterizan en función de la intensidad de campo magnético y fuerza que generen.

​Por el contrario, un electroimán depende de la corriente eléctrica para producir el campo magnético. Puesto que la electricidad puede crear un campo magnético, este efecto también puede encontrarse en muchos objetos que utilizan electricidad. Este campo alternante (en lugar de constante) es responsable del denominado “ruido electromagnético”. Muchas autoridades científicas y sanitarias consideran que el ruido electromagnético podría resultar dañino para la salud del ser humano, ya que se ha comprobado que su efecto perjudicial es acumulativo.